Por Marcela Giobbi M4182
En la lucha continua por la igualdad de género, nos encontramos ante una dicotomía compleja: el papel de la víctima frente a la mujer empoderada. En una sociedad que aboga por el empoderamiento femenino, ¿cómo reconciliamos la realidad de ser víctimas de violencia de género?
El empoderamiento de la mujer conlleva un rechazo a la victimización, un llamado a la acción y la autonomía. Sin embargo, ser víctima de violencia de género no es una elección, sino una realidad que muchas mujeres enfrentan a diario. ¿Cómo reconciliamos estas dos realidades aparentemente contradictorias?
El perpetrador de la violencia de género busca socavar la autoestima y la confianza de la víctima, limitando su capacidad para defenderse y buscar ayuda. Cuestiones como el control, la manipulación y la intimidación son herramientas comunes utilizadas por los perpetradores para mantener su poder sobre la víctima. Es fundamental reconocer y evitar caer en estas trampas que perpetúan el ciclo de violencia.
En el contexto cultural, el concepto de víctima y victimario está influenciado por normas de género arraigadas y estereotipos dañinos. La sociedad tiende a culpar a la víctima y justificar las acciones del perpetrador, perpetuando así la invisibilización y la deslegitimación de la experiencia de la víctima. Esta cultura de la victimización crea un entorno en el que ser víctima es sinónimo de burla y vergüenza, lo que dificulta que las mujeres denuncien la violencia y busquen ayuda.
Es fundamental desafiar estas normas culturales y cambiar la narrativa en torno a la victimización. Ser víctima de violencia de género no es un signo de debilidad, sino una experiencia traumática que requiere apoyo y solidaridad. Al reconocer y validar la experiencia de las víctimas, podemos romper el ciclo de violencia y trabajar hacia una sociedad más justa y equitativa para todas las mujeres.
Zuhause Medicina Estética te invita a ser tu mejor versión, no solo externamente, sino también internamente. Apoyamos la lucha contra la violencia de género y nos comprometemos a promover una cultura de respeto, empatía y apoyo hacia todas las mujeres. Juntas podemos crear un mundo donde todas las mujeres puedan vivir libres de miedo y opresión, y donde cada una pueda alcanzar su máximo potencial.